miércoles, 9 de marzo de 2011

Naciste un dia 27.12

Fue un día de Diciembre del 2003, a las 08:17/h de la mañana, llamaste a las puertas de la vida, con puntualidad inglesa, tenias ganas de asomarte a este mundo y descubrir por ti mismo lo que había fuera.
Tu primera imagen fue la de una luz cegadora que no te dejaba ver nada, enseguida tu llanto se entremezclo con la ilusión y las lagrimas de tus padres, padres que nerviosos como juncos movidos por el viento de la esperanza te miraban entre alegría y nervios hablaban y pronunciaban tu nombre una y otra vez.
Tu cuerpecito morado se iba por momentos volviendo de un color rosáceo para poco a poco volverte a dormir y descansar después de unas horas de nervios e inquietudes.
Duermes, tus primeras horas son tranquilas, ignorando lo que te rodea, asimilando que ya formas partes de este mundo, tus padres no dejan de mirarte, incrédulos y llenos de satisfacción. De pronto, sientes una necesidad dentro de ti y tus pequeños pulmones se llenan de aire y sueltas un leve chillido reclamando la atención, tienes hambre, hambre de vivir, hambre de descubrir, hambre de reclamar un sitio del que ya formas parte.
Pasan los días, y sigues durmiendo y durmiendo, tu carita de felicidad es como una luna reflejada en el mar de tranquilidad, tus padres se miran y su cara también refleja tranquilidad.
Y sigues creciendo, descubres cosas, empiezas a balbucear palabritas sin sentido, tus primeros revolcones por el suelo y tus primeros pasos, pasos que te ayudaran a ponerte de pie y a empezar a caminar por esta vida.
Y los años pasan, cada vez estas mas grande, tus padres tienen la manía de medirte, están todo el día con una cosa en las manos que destella una luz cegadora que te recuerda la primera luz que viste al salir al mundo, te enfadas, pero no sabes lo que es y esbozas esa sonrisa que cautiva a propios y extraños.
La vida sigue, empiezas a estar con otros niños rodeado de juguetes y en una habitación con nubes y ositos volando. Ríes, lloras, empiezas a imponerte, ya no chillas cuando tienes hambre, te comunicas, hablas y te hablan, estas feliz y haces feliz a los que te rodean.
Todo sigue su camino, aprendes a imponerte, a reclamar, a sentir, a querer, has dejado atrás lo tiempos de bebe y ya eres un niño. Y de repente en tu vida cuando eres el rey, el amo y señor de todo, una "extraña" entra en tu vida, y tan tranquilamente lo aceptas, tú eres así, todo corazón, todo bondad porque eso es lo que te han enseñado, la invitas a pasar y………………......…., eso ya es otra historia, ríes y asientes.
Desde la ventana veo los niños jugar y echo de menos vuestras sonrisas.
Os quiere, Papa.

1 comentario:

  1. es grato poder leer lo que expones. La vida nos regala esos momentos dulces que solo el que los ha vivido puede contarlos. Gracias por compartir tu relato con nosotros.
    Sigue así, y que en cada estrella del cielo hay una sonrisa para ti .

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