miércoles, 1 de junio de 2011

Vida 10.0

Por primera vez no escribo desde la ventana, en un retiro interno y desde mi más inmensa soledad, expreso mi opinión sobre la vida y el ser humano una opinión de alguien que vive en un mundo escaso de lo que todos queremos, buscamos y no encontramos.

Por la vida simplemente pasamos, nos dejamos llevar por lo que nos rodea, no movemos al son de una orquesta que toca una sinfonía compuesta por directores invisibles  sin músicos y sin partituras.

El reflejo de la luna en el mar nos ayuda a comprender como es la vida, esa vida que dibuja de forma incoherente figuras sin sentido a las que nosotros se  lo queremos dar pero al final son solo eso, simplemente figuras.

Escribamos nuestro nombre en la arena y dejemos que una ola lo borre y en ese momento nos daremos cuenta de lo que es la misma, un recuerdo. Ha estado, pero el agua lo ha borrado, ha dejado huella pero al poco tiempo se va diluyendo entre el resto de nombres que flotan en el agua de manera anónima.

Imaginemos que es nuestro ultimo día y la ola está a punto de llegar, no pretendamos arreglar en ese fatídico día  lo que no hayamos hecho antes, hagamos simplemente lo que hasta el momento que nos ha tocado vivir hemos hecho siempre y no hagamos nada que alguien pueda interpretar como una flaqueza en el último momento, pues nos tildaran de cobardes y nos iremos rápidamente sin recuerdo y sin honor.

Enseñemos a  los nuestros lo que hemos echo mal antes de escribir el nombre en la arena, ya que es de los errores de lo que tenemos que aprender, es fácil aprender de los logros, pero los logros son nuestros y solo nos afectan a nosotros, los errores afectan a todos y repartir esas responsabilidades cuando somos los únicos que tenemos la culpa no es de rigor.

Mis pensamientos son solo míos y no hago participes de ellos a nadie, no quiero lloros en mi entierro quiero risas en mi vida. Risas que pueda compartir, que esas risas sean las que engendren esperanzas y que sean estas últimas las que ayuden a todo el mundo a llegar al final y cuando tengamos que escribir nuestro nombre en la arena, las olas no lo borren de todo y que algo de lo bueno que tenemos perdure para siempre.

Son solo palabras. Son solo sentimientos.

P.D. Tú tenías toda la razón.  

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