domingo, 14 de agosto de 2011

SENDAS 13.0


Tiempo atrás, apoyado en el alfeizar de la ventana observaba como la gente caminaba de uno a otro lado sin un rumbo fijo en su mente, pero con paso firme hacia algún destino. Ese destino que nos marcamos todos los días al levantarnos de nuestro bien merecido descanso después de una jornada en la que no hemos  hecho nada nuevo, pero si distinto.

Caminamos por la vida a nuestra manera, sin reglas establecidas pero con pautas marcadas, razón por la que a veces nuestros caminos se entremezclan con otros y llegan a alterar el ritmo de nuestro paso, acercándonos o alejándonos de la realidad.

Me pregunto muchas cosas, me respondo pocas. Somos capaces de alterar nuestro propio destino cuando al llegar a un cruce de caminos no sabemos escoger por el que debemos ir, nuestro mapa nos indica que cogiendo el camino mas largo llegaremos siempre a destino, pero que también podremos llegar cogiendo un atajo, el cual esta lleno de cuestas,  de precipicios y de múltiples obstáculos que si sabemos sortear con destreza llegaremos mucho antes, pero la gran incógnita es saber si sabremos dar la vuelta a tiempo o nos arriesgaremos a ir por ese camino corto, tortuoso y peligroso que  nos acerca mucho antes a cualquier sitio, pero el cual nos puede hacer caer en un bucle del que no sabremos salir.

Hace 38 años un caminante al que conozco muy bien emprendió una travesía por la senda que le habían marcado mucho tiempo atrás, ese caminante enseguida empezó a buscar rutas alternativas cual GPS en un loco viaje. El caminante se equivocaba una y otra vez pero siempre supo esquivar las desavenencias que el camino presentaba, un día me dijo
–Creo que mi camino esta llegando a su fin!
Yo le conteste.
- Sigue adelante, que no te importe lo que te digan, que no te importe las trampas, que no te importe la lluvia que empapa tus ojos ni el sol que los ciegue, sigue adelante, pues el camino no esta echo, lo hacemos nosotros paso a paso.
Callado y dubitativo me miro a los ojos y sus labios pronunciaron con una picara sonrisa.
- Me lo debo a mi mismo, voy a continuar.
En ese momento su pie derecho se adelanto un poco mas que el izquierdo e instintivamente el izquierdo hizo lo mismo y así, con perfecta sincronización fue adelantando una y otra vez sus pies de manera acompasada y siguió caminando……..

Somos vagabundos errantes en un mundo en el que la gente va y viene, sube y baja, ríe y llora. Pero tenemos la gran suerte de que por mucho que caminemos siempre tendremos un pie en el suelo para agarrarnos a esta maravillosa tierra que nos ancla y que nos mantiene vivos y que nos da esperanzas. Aunque caminemos sin rumbo siempre vamos a terminar en el sitio que nosotros mismos queramos.

La ventana sigue abierta, la gente sigue caminando………………………………………

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